jueves, 22 de enero de 2009

Constructores cerca del ataque de nervios


A pesar de la incertidumbre guardan esperanzas. Reconocen que la obra pública les da un grado de optimismo para el 2009. Pero demandan una política crediticia para generar desarrollos en lo privado. Roggio, Gutiérrez y Calcaterra relataron la realidad actual del sector y sus necesidades. 


El sentir de los empresarios de la construcción se respira en cada diálogo que se mantiene con ellos, hay preocupación pero sin un pesimismo como ingrediente principal. No obstante, las noticias sobre la crisis financiera internacional riega todos los días la semilla de la incertidumbre sembrada en ellos. Y esperan a marzo, mes en que para todos parece que la tormenta en el horizonte al fin se verá con claridad.  
Se apoyan en que la realidad histórica argentina los ha templado como avezados timoneles de tormentas. Dicen que el frenazo en la actividad fue de golpe pero no alcanzó aún a detener su marcha, porque todavía se crece. Y no sienten todavía el agua al cuello: más de uno recuerda que hace solo unos pocos años atrás las escasas obras que había daban trabajo a menos de 80.000 personas frente a las más de 400.000 de hoy en día.
Sin embargo tienen bien en claro cuales debe ser las condiciones necesarias para que durante el 2009 la actividad no colapse. Multiplicar las obras públicas y más y mejores créditos son   los sólidos rompeolas para mitigar el tsunami económico of shore que se acerca, coincidieron los constructores consultados.
“El sector de la construcción es siempre optimista aún sabiendo y poniendo los pies en la tierra. Hasta ahora no se han visto grandes impactos, vemos con preocupación la situación internacional pero esperamos que tengan el menor impacto posible sobre nuestro país“, indicó Aldo Roggio en una de esas conversaciones.
Para que la construcción siga creciendo, el timonel de Roggio SA -empresa que este año cumplió 100 años de trayectoria- enumeró las condiciones favorables que deben existir: “Son una mezcla de cosas. Debe haber inversiones estatales, una baja en la tasa de financiamiento porque está alta en estos momentos, y se debe crean incentivos fiscales para la construcción, que es la gran generadora de empleo en el país. O sea un cóctel, una mezcla de medidas como las que están haciendo todas la naciones del mundo“. 
Remarcó que “para el 2009 tenemos la expectativa de que se implemente un plan de obra pública y social que contrarreste los efectos de la crisis internacional y que esto traiga, como se ha demostrado históricamente en otras crisis en el mundo, que la inversión privada al ver las inversiones en infraestructura estatales se renueve la actividad privada en el sector“. Entonces, con esta expectativa todos miran que pasará con "el más ambicioso del que se tenga memoria" plan de inversión en obras públicas por más de $71.000 millones anunciado en noviembre por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Impredecible horizonte
Los empresarios de las construcción dan una importancia extrema a la continuidad de las obras públicas en marcha, la vital necesidad de incrementarla para equilibrar la baja en los desarrollos privados y la impotencia a la hora de realizar un pronóstico aproximado de la situación en el corto plazo -ni se habla de objetivos en el mediano o en largo-.   
Eduardo Gutiérrez, presidente del Grupo Farallón, describió el diagnóstico de situación de sus empresas que pareció ser un clon perfecto al compararse con el resto de las grandes constructoras y que también son desarrolladoras. 
“Todo lo que tiene que ver con nuestra constructora, que realiza obras públicas en viviendas y escuelas no hemos tenido ningún inconveniente. Estamos con el mismo nivel de actividad. En cuanto a los emprendimientos privados, con la desarrolladora estamos terminando los que teníamos en marcha y estamos empezando uno muy grande en Punta del Este. Pero estamos viendo si en el transcurso de 2009 lanzamos o no algún otro“, relató Gutiérrez.
Pero fue una anécdota la que más describió su expectativa hacia para este nuevo año. “Hay algo interesante para contar: me ha tocado dar cuatro charlas en noviembre que en principio estaban proyectadas para diciembre, en Sao Pablo, Miami, Londres y en Cannes, y es gracioso porque las preparo y las tengo que cambiar, y a veces he tenido que cambiar algunos números entre que me subo al avión y me bajo antes de la charla. Para la última he dejado de usar números porque los números pierden vigencia con una velocidad vertiginosa, y estoy enfocado ahora más a temas fundamentales en lo económico. Esto que cuento refleja la realidad de que todos los días veo un escenario distinto, pero escenarios, que por otra parte, son difíciles“, indicó. Igualmente dio un pantallazo a grandes rasgos sobre la estrategia que seguirán en Farallón: “Estaremos más recostados sobre la obra pública y trataremos de descubrir en lo privado algún nicho de mercado que haga interesante comenzar alguna obra”. Y destacó la condición necesaria para que los desarrollos privados sigan con la misma tasa de crecimiento que venía: “Hay que darle una solución al problema del acceso al crédito. Si de alguna manera logramos un plan de créditos para el sector de ingresos medios nuestro sector atendería una demanda explosiva. Sin eso sólo se puede construir para un sector Premium o construir oficinas o para el retail, pero no está claro cuál será lo mejor para el 2009“.
Para Angelo Calcaterra, propietario de Crearurban -la empresa que fuera de sus tío Francisco Macri- y poseedor de una larga tradición familiar en el rubro a partir de Calcaterra S.A, coincidió con Roggio, Gutiérrez y buena parte de los empresarios consultados sobre la necesidad de implementar políticas crediticias que complementen la acción de la obra pública. “Sin crédito no hay economía posible”, sentenció para luego señalar que “las empresas también necesitan financiarse para desarrollar normalmente su actividad. Necesitan créditos para capital de trabajo, créditos para bienes de capital, entro otros”. A pesar de todo, dijo estar optimista para el 2009 y destacó que hay países que están peor que nosotros, y rescató que una de las razones de que no estemos de la misma manera “es por la continuidad de la obra pública que siguen ejecutándose, por eso es muy importante que continúe”, concluyó.

El reclamo de las Pymes
Mientras que la mayoría de los empresarios más importantes del sector se lamentaban que muchas industrias hayan metido en el freezer la ejecución de proyectos de ampliación de plantas, que demandan la construcción de grandes obras civiles, buena parte de las compañías constructoras de la Argentina tenían otra letra para cantar en el coro de quejas. Todas ellas están dentro del sector pymes, precisamente el campo en donde más trabajo se genera y al que, aseguran, recurren los pequeños inversores en ladrillos y al que recurriría, también, la clase media en busca de su primera propiedad o una segunda propiedad para obtener ingresos extras mediante su alquiler. 
Al ser consultado un empresario pyme sobre que políticas activas deberían implementarse para que la demanda que específicamente atiende no decayera, e incluso se incrementara, no dudó en asegurar -en estricto anonimato- que “es necesaria la implementación de políticas crediticias que le permitan a lo sectores medios de la sociedad acceder a una vivienda“.

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